Doctor working with futuristic touch screen interface

Hace unos cinco años, Bryan Alexander publicó el libro The new digital storytelling: creating narratives with new media para compendiar cómo la narración digital comenzó en la década de 1990 con el auge de la producción de vídeo, y luego dio un enorme salto en el siglo XXI para abarcar nuevas tecnologías como las redes sociales.

En pocos años la literatura sobre avances tecnológicos y nuevas narrativas se van quedando obsoletas porque la actual narrativa digital no está reservada para individuos con conocimientos técnicos: hoy cualquiera puede dar rienda suelta a su creatividad, aprender rápidamente a usar la tecnología disponible y contar una historia.

La revolución que ha significado la forma de crear nuevas narrativas multimedia por parte de medios de comunicación innovadores como The New York Times, -que integra en sus piezas de comunicación perfectamente -textos, vídeos, audio, mapas y animaciones- va a dar paso a nuevas narrativas, que imiten más a las relaciones con humanos, para nuevos dispositivos como los altavoces inteligentes.

Estos dispositivos inteligentes, a través de sus asistentes virtuales, no sólo nos proveerán de información sino que nos ayudarán en nuestra vida cotidiana: harán la compra, pondrán el video musical que le pidamos desde Youtube en nuestro smart TV y nos ayudarán a preparar una cena especial. Pero ¿no sería mejor en vez de seguir las instrucciones de una robótica receta de cocina, poder cocinar ese plato con una amable señora, que pacientemente además cuente como aprendió a realizar esa comida en el tiempo en que nosotros realizamos cada paso de la receta?

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Ese ha sido el proyecto de dos alumnas de Amara Aguilar, profesora de periodismo digital de la University of Southern California, que ha dado a conocer el desarrollo de una nueva forma de interactuar con Alexa, la asistente del altavoz inteligente de Amazon, al cocinar. A través de ese proyecto las estudiantes diseñaron una forma de cocinar un plato mexicano asesoradas por Alexa, pero con la voz de una mujer de ese país, que mientras te instruía sobre cómo realizar la receta, iba narrando dónde aprendió a hacerla, cómo es la región de donde proviene la comida, etc… todo ello con música acorde al momento, y programado para que el usuario tenga tiempo para avanzar en la preparación de la comida, como si estuviera con una persona a su lado: toda una experiencia de cliente con un asistente virtual.

Este ejercicio de desarrollar una forma más personal, humana y empática de interactuar con un asistente virtual se abre como una nueva forma de crear narraciones, que nos hagan menos fría la relación con la tecnología y más “natural” la forma como la incorporemos en momentos cotidianos. El desarrollo de esta nuevas formas de narrativas dependerá de la expansión de estos dispositivos en nuestras vidas, porque a mayor número de interacciones, más aprenderán los dispositivos de los usuarios gracias a su inteligencia artificial, pero los usuarios demandaran una relación más amable con ellos.

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Lo interesante es que actualmente los altavoces digitales ya tienen los recursos para desarrollar este tipo de interacción así que sólo queda ver cómo se va a ir desarrollando estos dispositivos y como va a ir avanzando el uso que cada persona le dé, pero parece que la tendencia siempre será a lograr una relación más empática entre personas y tecnología.

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